martes, 29 de enero de 2008

Esclavo


Esclavo de creencias intrusas,

de tu inexorable perfección.

De tu carne, viciada, rechazada por tu alma.

Indolente, caminante

por la vida vas,

con vacantes,

del espíritu, subastando pedazos de tiempos
gastados.
Sabanas corroídas,
por roce de pieles que colman tus poros engañando tu verdad

Y vas rellenando tus minutos

de un éxito etéreo, que se disipa

en tu esclavitud,

cuando ves, a tu alrededor,

lo vacío de tus días en mi supuesta ausencia,

por ser esclavo, de ideales, y de esa nauseabunda doctrina

que embarga tú alma.

Y no percibes que mueres, que te prohíbes,

en vez de concederte, por esa falsa imagen,

de ser Irremplazable e Indispensable.

Esclavo eres, porque quieres,

porque temes,

porque desconoces el disfrute,

de intimar con tu esencia, con tu Dios

Esclavo, incapaz de comprometerte,

con tu propia libertad, la del alma,

la que concierne,

a este complejo universo, al final del lapso, ese que llaman existencia.

Dejaras de ser esclavo, quizás, cuando ya no existas

Leisha…

Durmiendo en libertad.

1 comentario:

Acuarela dijo...

Nadie deja de ser esclavo sino por decisión propia. Nadie.
Mis bendiciones, cachorra.